Montar un acuario por primera vez puede parecer complicado, pero con la información adecuada, es más fácil de lo que imaginas. Esta guía está pensada para quienes se inician en la acuariofilia y quieren hacerlo bien desde el principio, evitando errores comunes y asegurando el bienestar de los peces y plantas.
Aquí aprenderás cómo montar un acuario paso a paso, desde la elección del lugar donde colocarlo, el tamaño ideal, los tipos de urna, hasta la instalación de filtros, el control de temperatura, el sustrato, la iluminación y los parámetros del agua. También descubrirás qué peces son más adecuados para comenzar, cómo aclimatarlos correctamente y cómo mantener el acuario en buen estado con rutinas simples de mantenimiento.
Si es tu primer acuario, esta guía te servirá como una hoja de ruta clara y práctica para empezar con buen pie en uno de los hobbies más gratificantes que existen.
Índice
- 1 El acuario
- 2 Filtración del acuario
- 3 Temperatura del agua en el acuario
- 4 Gravas y arenas: el sustrato del acuario
- 5 Iluminación del acuario para principiantes
- 6 El Agua del acuario: Clave para el éxito
- 6.1 Parámetros básicos del agua
- 6.1.1 pH Acidez o Alcalinidad del Agua
- 6.1.2 Métodos para medir el pH
- 6.1.3 kH dureza temporal del agua del acuario
- 6.1.4 Métodos para medir el kH
- 6.1.5 gH del acuario la dureza general del agua
- 6.1.6 Métodos para medir el gH
- 6.1.7 El cloro
- 6.1.8 Cómo eliminar el cloro
- 6.1.9 Cloraminas
- 6.1.10 Amoniaco, nitritos y nitratos.
- 6.1 Parámetros básicos del agua
- 7 Cómo montar un acuario para principiantes
- 8 El ciclado del acuario
- 9 Peces para tu acuario cómo elegirlos si eres principiante
- 10 Aclimatación de los peces
- 11 Mantenimiento de un acuario para principiantes
El acuario
El acuario es el corazón del proyecto. Es mucho más que un recipiente de cristal. Es el entorno donde vivirán tus peces, plantas y otros organismos. De su tamaño, tipo y ubicación dependerá la compatibilidad con los accesorios, el mantenimiento y, sobre todo, la salud de los habitantes del acuario.
¿Dónde colocar el acuario?
Antes de comprar nada, es fundamental saber dónde vas a colocar el acuario. Este paso no se puede improvisar. La ubicación influye directamente en la temperatura del agua, la proliferación de algas y la comodidad durante el mantenimiento. Por ejemplo, si lo colocas cerca de una ventana, la luz solar directa puede causar un crecimiento excesivo de algas y aumentar la temperatura de forma descontrolada.
Tampoco es buena idea ponerlo cerca de fuentes de calor como radiadores o del aire acondicionado. Los cambios bruscos de temperatura, aunque sean pequeños, estresan a los peces y les pueden provocar enfermedades.
Lo ideal es encontrar un lugar estable, accesible y cercano a una toma de corriente. Recuerda que necesitarás conectar la iluminación, el filtro, el calentador y otros accesorios. Además, asegúrate de tener un mueble robusto y nivelado que soporte bien el peso del acuario lleno. Si no tienes uno adecuado, existen muebles específicos diseñados para este propósito o incluso puedes construir uno a medida.
Tamaño ideal del acuario
Probablemente esta sea la elección más importante que deberás tomar.
Uno de los errores más comunes al montar un acuario por primera vez es empezar con uno demasiado pequeño. A simple vista, puede parecer más fácil de cuidar, pero en realidad ocurre lo contrario. En un acuario pequeño, los parámetros del agua cambian con mayor rapidez, lo que puede poner en peligro a los peces si no se corrige a tiempo.
Por eso, si estás comenzando y tienes espacio suficiente, lo más recomendable es empezar con un acuario de al menos 60 – 80 litros. Un acuario de este tamaño ofrece más estabilidad, más margen de maniobra ante errores y permite una mayor variedad de peces y plantas. Cuanto más grande sea, más sencillo será mantener los parámetros del agua estables y más fácil será reaccionar ante cualquier imprevisto.
Si el espacio es muy limitado, existen opciones más pequeñas como los nano acuarios, pero requieren más atención y precisión. Por eso, siempre que puedas, apuesta por un tamaño medio o grande para empezar con buen pie en este hobby.
Tipos de acuario
El mercado ofrece una gran variedad de acuarios con distintas formas, materiales y acabados. Los más comunes son los acuarios de cristal, especialmente los de forma rectangular, que son los más estables, fáciles de mantener y compatibles con casi todos los accesorios disponibles.
También existen acuarios cúbicos, shallow (de poca altura) y modelos con cristales curvos que aportan un toque estético distinto. Sin embargo, lo más importante a tener en cuenta es evitar los acuarios con marco. Aunque suelen ser económicos, presentan muchos inconvenientes: dificultan la instalación de ciertos accesorios como filtros externos o pantallas de iluminación, y sus tapas suelen limitar las opciones de montaje y personalización.
En cuanto al tipo de cristal, puedes encontrar cristales estándar, cristales ópticos (más transparentes, ideales para destacar los colores reales del acuario) y cristales ultraclaros. Si bien esta elección influye en el aspecto visual, no es un factor determinante para quienes se están iniciando. La prioridad, sin duda, debe ser el tamaño del acuario.
Kits de acuario para principiantes
Los kits para principiantes pueden parecer una solución ideal, compras una caja, la abres y ya tienes todo lo necesario para empezar. Sin embargo, hay que tener cuidado. Aunque resultan atractivos por su precio y por venir “completos”, la mayoría de estos kits incluyen accesorios muy básicos y en muchos casos insuficientes para garantizar el buen funcionamiento del acuario.
La iluminación suele ser el punto más flojo. En muchos casos no es adecuada para mantener plantas naturales, lo que limita mucho las opciones si quieres crear un acuario plantado. Lo mismo sucede con la filtración: los filtros que traen suelen ser internos, con poca capacidad y materiales filtrantes básicos.
Con el tiempo, es habitual que termines reemplazando la mayoría de los componentes del kit. Esto implica una inversión mayor que si hubieras comprado cada accesorio por separado y de calidad desde el principio. Por eso, si realmente quieres aprender cómo montar un acuario correctamente, considera comprar una urna por separado y elegir cada accesorio de forma consciente.
En el siguiente video te muestro de forma práctica por qué un kit de acuario puede terminar haciéndote gastar más de lo necesario.
Dicho esto, los kits no son del todo inútiles. Pueden ser una buena opción en casos muy concretos, como acuarios hospital o urnas de cría. En esos contextos, su simplicidad y bajo coste pueden jugar a favor. Pero si tu idea es montar un acuario estable, bonito y funcional desde el inicio, lo ideal es evitar los kits y construir tu acuario pieza por pieza.
Filtración del acuario
Uno de los errores más comunes al comenzar en la acuariofilia es pensar que el filtro solo sirve para mover el agua. Nada más lejos de la realidad. El filtro es, sin duda, el accesorio más importante en cualquier acuario, ya que no solo mantiene el agua en movimiento, sino que es el encargado de retener suciedad, favorecer el equilibrio biológico y purificar el entorno donde vivirán los peces.
Cuando se está aprendiendo cómo montar un acuario desde cero, la elección del filtro debe tomarse con seriedad. No es un simple complemento, es el corazón del sistema. Es, además, donde deben colocarse los materiales filtrantes, que desempeñan un papel esencial en la limpieza mecánica, biológica y química del agua.
La clave para elegir un filtro adecuado está en su capacidad de mover el agua del acuario varias veces por hora. Lo ideal es que sea capaz de mover, como mínimo, entre cinco y seis veces el volumen total del acuario por hora. Esto es crucial, ya que un flujo constante asegura que el agua se oxigene correctamente y que las bacterias beneficiosas, que habitan en el material filtrante biológico, puedan hacer su trabajo de manera eficiente.
Por otro lado, también es importante saber que no todos los fabricantes indican el rendimiento real de sus filtros. La cifra que aparece en la caja o las instrucciones suele corresponder a una potencia teórica, sin tener en cuenta la carga de esponjas, canutillos o la suciedad acumulada con el tiempo. Por eso conviene hacer un pequeño cálculo para asegurarse de que el filtro que elegimos va a cumplir su función correctamente una vez instalado y en uso real.
Fórmulas para elegir el filtro adecuado
Primero, calculamos el volumen teórico en litros: 62cm × 36cm × 36cm ÷ 1000 = 80 litros brutos.
Sin embargo, con la decoración, el sustrato y otros elementos dentro del acuario, el volumen real de agua útil suele ser menor. Por lo que vamos a suponer que el acuario se queda en 70 litros reales.
Como el filtro debe mover como mínimo 5 veces el volumen total del acuario, aplicamos la siguiente formula: 70 x 5 = 350l/h.
Pero como los fabricantes suelen indicar el caudal teórico (sin materiales filtrantes y sin pérdida por altura), conviene duplicar ese valor para compensar: 350l x 2= 700l/h.
Es decir para un acuario de 70 litros reales debemos de poner un filtro que mueva de forma teórica según el fabricante 700l/h.
Elegir un filtro adecuado desde el principio no solo evita problemas más adelante, sino que también permite disfrutar de un acuario mucho más limpio, equilibrado y fácil de mantener. Si estás pensando en montar un acuario, no escatimes en este punto, la inversión en un buen sistema de filtración es la base de un ecosistema acuático sano y duradero.
Tipos de filtro para acuarios
En el mercado existen principalmente tres tipos de filtros que se adaptan según el tamaño del acuario, la cantidad de peces y tus necesidades específicas. A continuación, te explico los aspectos más importantes de cada tipo de filtro. Si deseas profundizar en el tema, te recomiendo consultar estos artículos específicos.
Filtro interno
El filtro interno para acuarios es una opción bastante popular entre quienes se inician, especialmente porque suele venir incluido en muchos kits para principiantes. Se coloca dentro del acuario y, aunque cumple con su función básica, su capacidad para alojar material filtrante es bastante limitada. Esto hace que sea únicamente adecuado para acuarios pequeños o como refuerzo en acuarios más grandes. Su ventaja principal es que no requiere espacio fuera del acuario, pero ocupa sitio dentro del acuario y suele necesitar un mantenimiento más frecuente.
Filtro de mochila o cascada
Si estás buscando una solución más eficaz para acuarios pequeños o medianos, el filtro de mochila, también conocido como filtro de cascada, es una alternativa muy recomendable. Este tipo de filtro se cuelga en el borde del acuario, lo que permite una mejor oxigenación del agua gracias al movimiento de la superficie. Además, es más fácil de limpiar y ofrece mayor flexibilidad a la hora de elegir los materiales filtrantes. Su mantenimiento es sencillo, algo muy valorado por quienes están aprendiendo a cómo montar un acuario sin complicarse demasiado.
Filtro externo
Los filtros externos son siempre la mejor opción por ser los más eficientes de todos. Son ideales para acuarios medianos y grandes, ya que se instalan fuera del acuario y pueden alojar una gran cantidad de material filtrante. Aunque suelen tener un precio más elevado, compensan con un rendimiento superior, una filtración más completa y un mantenimiento menos frecuente. Además, ayudan a mantener el interior del acuario despejado, lo que mejora la estética general del montaje.
Tipos de filtración y material filtrante
Aunque la filtración del acuario se realiza a través del filtro, lo que realmente determina la calidad de la filtración es el tipo de material que se coloca dentro de ese filtro. El material filtrante es el encargado de purificar el agua y convertir el filtro en un sistema eficaz que protege la vida dentro del acuario.
Existen tres tipos de filtración esenciales para que un acuario funcione correctamente: mecánica, biológica y química. Cada una tiene una función específica, y saber cómo se combinan es clave para mantener un ambiente estable y saludable para tus peces y plantas.
Filtración mecánica: Su función es retener la suciedad visible del agua, como restos de comida, excrementos, hojas en descomposición y otras partículas en suspensión. Elementos como las esponjas o el perlón cumplen esta tarea, atrapando todo lo que enturbia el agua y permitiendo que las etapas posteriores de filtración trabajen de forma más eficiente.
Filtración biológica: Obligatorio y la más importante de todas. Es aquí donde viven las bacterias beneficiosas que transforman los desechos tóxicos, como el amoníaco y los nitritos, en compuestos menos peligrosos. Este proceso natural se conoce como ciclo del nitrógeno, y sin él, el ecosistema del acuario no podría mantenerse estable.
Filtración química: Este tipo de filtración es la única que puede considerarse opcional. Se utiliza principalmente cuando es necesario eliminar compuestos específicos del agua. El caso más común es el uso de carbón activo, especialmente tras un tratamiento con medicamentos. También existen otros materiales filtrantes diseñados para remover fosfatos o reducir nitratos. Aunque no es indispensable en todos los acuarios, puede resultar muy útil en situaciones concretas.
💡Consejo: Para que un filtro pueda trabajar correctamente y mantener un acuario estable y saludable, como mínimo debe tener material mecánico y biológico.
¿Cómo se coloca el material filtrante de un filtro para acuarios?
Una parte fundamental que muchos principiantes desconocen es que el orden de colocación del material filtrante importa mucho.
Para que el agua fluya correctamente a través del filtro y cada tipo de material cumpla su función, primero debe colocarse la filtración mecánica. Esto asegura que las partículas grandes sean atrapadas antes de que el agua pase por la segunda capa que es el material biológico, donde viven las bacterias. Si decides usar filtración química, esta debe colocarse al final del recorrido, justo antes de que el agua vuelva al acuario.
En algunos casos, se puede añadir una capa final de perlón, un tipo de material mecánico muy fino que ayuda a capturar las partículas más pequeñas que se hayan escapado en las etapas anteriores.
Mantenimiento y limpieza del filtro
Un buen sistema de filtración necesita cuidados regulares para seguir siendo eficaz. Cuando uno está aprendiendo a cómo montar un acuario, es normal preguntarse con qué frecuencia debe limpiarse el filtro. La mejor respuesta es observar el caudal de salida: si notas que el flujo de agua ha disminuido, es hora de hacer mantenimiento.
El procedimiento siempre comienza desenchufando el filtro. Es importante utilizar agua del propio acuario para la limpieza, ya que contiene las bacterias beneficiosas necesarias para mantener el equilibrio biológico. Si se usa agua del grifo, el cloro matará esa colonia bacteriana, comprometiendo el ciclo del nitrógeno y obligándote a empezar desde cero.
Después de desmontar el filtro, se enjuagan las esponjas y materiales filtrantes en un recipiente con agua del acuario. Esta agua se verá muy sucia rápidamente, lo que indica que el filtro estaba trabajando correctamente reteniendo los desechos. También conviene revisar el rotor y limpiarlo si es necesario, ya que una obstrucción puede reducir el rendimiento del filtro.
En filtros externos, conviene prestar atención también a las mangueras. Aunque no necesitan una limpieza frecuente, cada seis meses aproximadamente es recomendable limpiarlas para evitar acumulación de residuos que puedan limitar el caudal.
💡 Consejo: La limpieza debe hacerse SIEMPRE con agua del propio acuario. Si utilizas agua del grifo, el cloro matará toda la colonia bacteriana y deberás realizar de nuevo el ciclado.
Temperatura del agua en el acuario
Uno de los aspectos más importantes cuando estás aprendiendo a cómo montar un acuario es controlar la temperatura del agua. Aunque pueda parecer un detalle menor, mantener una temperatura adecuada es clave para la salud y bienestar de los peces. Las variaciones bruscas o temperaturas inadecuadas pueden provocar estrés, enfermedades e incluso la muerte de los habitantes del acuario.
Los peces son animales ectotermos, es decir, su temperatura corporal depende directamente del entorno. Si el agua está demasiado fría o caliente, sus funciones vitales se alteran, y esto afecta a su sistema inmunológico. Por eso, contar con un sistema para regular la temperatura del agua no es una opción, sino una necesidad.
Calentar el acuario en invierno: tipos de calentadores
Los calentadores para acuario son esenciales para mantener una temperatura del agua estable y controlada, especialmente durante los meses fríos. Estos dispositivos permiten programar una temperatura específica, y se activan automáticamente cuando el agua desciende por debajo de ese valor. Una vez alcanzada la temperatura deseada, se apagan por sí solos. Gracias a este funcionamiento automático, se garantiza un entorno constante y seguro para los peces y demás habitantes del acuario.
Existen 3 tipos de calentadores.
Calentador con termostato
Es el tipo de termocalentador más común y se considera el modelo estándar en acuariofilia. Cuenta con un termostato incorporado que permite ajustar la temperatura deseada de forma precisa. Su funcionamiento es automático: cuando el sensor detecta que el agua ha alcanzado la temperatura programada, el calentador se apaga para ahorrar energía. Si la temperatura desciende, el sistema se activa nuevamente, ayudando a mantener una temperatura estable y adecuada en el acuario.
Calentador con temperatura prefijada
Funciona de la misma manera que el modelo con termostato, pero con una diferencia clave: la temperatura está preconfigurada por el fabricante y no es posible modificarla.
Calentador externo
Estos calentadores se instalan fuera del acuario, conectándose directamente a la manguera de un filtro externo. Esto permite ahorrar espacio en el interior del acuario y mantener una estética más limpia. Sin embargo, su precio suele ser más elevado en comparación con otros tipos de calentadores y debido a su potencia elevada suelen ser adecuados únicamente para acuario muy grandes.
¿Qué potencia necesita el calentador?
Existe una regla general que establece que se necesita aproximadamente 1 W de potencia por cada litro de agua del acuario. Es decir, para un acuario de 100 litros, un calentador de 100 W sería, en principio, suficiente. Sin embargo, hay un factor clave a tener en cuenta: la temperatura ambiente de la habitación.
Cuanto mayor sea la diferencia entre la temperatura deseada del acuario y la temperatura ambiental, mayor potencia necesitará el calentador para compensarla.
Por ejemplo, si quieres mantener el acuario a 25 °C y la habitación está a 15 °C, esa diferencia de 10 grados implica que necesitarás más vatios por litro de lo habitual. En este caso, para un acuario de 80 litros, lo más recomendable sería un calentador de al menos 100 W.
Esto evita que el calentador funcione constantemente al máximo, lo que no solo alarga su vida útil, sino que también ayuda a mantener una temperatura estable y segura para los peces.
A continuación, te muestro una tabla orientativa para facilitar la elección del calentador adecuado.

AT= Temperatura del acuario – Temperatura de la habitación.
Ejemplo: Temperatura del acuario 25ºC, Temperatura de la habitación 20ºC.
25-20=5 por lo que para un acuario de 50 litros necesitarías un calentador de 50w.
Enfriar el acuario en verano: ventiladores y enfriadores
En verano, ocurre lo contrario: la temperatura ambiente puede subir tanto que el agua del acuario se calienta por encima de los valores recomendados y seguros. En estos casos, puedes usar:
Ventiladores para acuarios
Los ventiladores son la solución más sencilla y económica para enfriar un acuario. Se colocan en el borde superior del acuario y ayudan a reducir la temperatura mediante el proceso de evaporación. Su efectividad puede variar entre 2 °C y 5 °C, dependiendo de factores como la humedad ambiental. Sin embargo, si esta supera el 80 %, su eficiencia disminuye considerablemente. Como efecto secundario, aumentan notablemente la evaporación del agua, por lo que será necesario reponerla con más frecuencia para mantener la estabilidad del acuario.
Existen modelos comerciales listos para usar, pero también es posible fabricar uno casero con ventiladores de ordenador y un transformador de 12 V. Esta alternativa, además de ser muy efectiva, es mas económica, lo que la convierte en una opción ideal.
Enfriadores para acuarios
Los enfriadores comerciales ofrecen un sistema más potente y preciso. Funcionan de forma similar a un aire acondicionado portátil, utilizando un circuito cerrado de refrigeración para enfriar el agua a través de tubos. Son extremadamente eficaces, pero tienen algunas desventajas: suelen generar bastante ruido, aumentan la temperatura ambiental de la habitación y su coste es considerablemente más alto. Están especialmente indicados para acuarios grandes o instalaciones profesionales donde se requiere un control térmico riguroso.
Termostato para acuarios
Tanto en verano como en invierno, mantener la temperatura del acuario bajo control es fundamental. Si además se integra con un controlador de temperatura, como el STC-1000 o el ITC-308, es posible automatizar por completo el sistema térmico del acuario.
Estos dispositivos incorporan una sonda que se coloca en el agua del acuario y permiten activar el calentador o los ventiladores según sea necesario. Si la temperatura sube, el ventilador se enciende; si baja, se activa el calentador. Todo se apaga automáticamente una vez alcanzado el valor programado. El STC-1000 es ideal para quienes disfrutan del bricolaje y buscan una solución personalizable, mientras que el ITC-308 ofrece una instalación mucho más sencilla y directa, perfecta para quienes prefieren un sistema «plug & play».
Gravas y arenas: el sustrato del acuario
Dentro del proceso de montar un acuario, una de las decisiones más importantes y a menudo subestimadas es la elección del sustrato. Aunque pueda parecer un aspecto meramente decorativo, lo cierto es que la grava o arena que coloques en el fondo de tu acuario influirá directamente en la salud del ecosistema que estás creando. Vamos a ver las diferencias entre tipos de sustrato, sus funciones y cómo usarlos correctamente.
Sustratos inertes
Los sustratos inertes, como la arena de sílice o la grava natural, son una opción muy común entre quienes están están montando un acuario por primera vez o simplemente buscan un entorno sencillo, fácil de mantener. Se les conoce también como «sustratos cosméticos» porque aportan un acabado estético natural.
La gran ventaja de estos sustratos es su estabilidad química, no liberan sustancias ni interfieren con el pH o la dureza del agua, lo que los hace ideales para acuarios donde se mantienen especies sensibles. Eso sí, hay una excepción importante, algunas gravas calcáreas pueden aumentar el pH y la dureza, así que conviene asegurarse de su composición antes de usarlas.
Estos sustratos son perfectos para acuarios sin plantas o con plantas epífitas como anubias, bucephalandras, helechos o musgos, que no necesitan enterrarse. En caso de querer mantener plantas más exigentes, será necesario complementar con abono en pastillas o líquidos, ya que este tipo de sustrato no aporta nutrientes por sí solo.
Otra ventaja destacable es su durabilidad. Este tipo de sustratos no se degradan con el tiempo y son fáciles de limpiar durante el mantenimiento rutinario.
Una recomendación importante es lavar muy bien la arena o la grava antes de introducirla en el acuario. Durante el proceso de fabricación, transporte o almacenamiento, estos materiales sueltan mucho polvo que puede enturbiar el agua durante días si no se elimina correctamente. Aunque es una tarea algo tediosa, evitará problemas en el montaje y mantendrá el agua cristalina desde el inicio
A nivel visual y práctico, es importante considerar la granulometría:
- Para arena, lo ideal es elegir granos de 0,8 a 1 mm, son lo suficientemente finos para un acabado natural, pero no tanto como para apelmazarse. Arenas más finas pueden asfixiar las raíces, dificultar el sifonado y generar bolsas de gas.
- Para grava, se recomienda un tamaño entre 2 y 3 mm, ya que permite un buen desarrollo radicular sin desentonar en acuarios pequeños.
Desaconsejo totalmente el uso de arenas y gravas pintadas de colores: aunque puedan parecer atractivas visualmente, estos materiales están recubiertos con pinturas o tintes que pueden desprenderse, contaminando el agua y afectando negativamente la salud de tus peces y plantas. Además, rompen con la estética natural del acuario y no aportan ningún beneficio funcional. Si quieres un acuario bonito, saludable y duradero, apuesta siempre por materiales naturales y seguros.
Sustratos nutritivos
Los sustratos nutritivos están diseñados específicamente para acuarios plantados. Están compuestos, por lo general, de arcilla enriquecida con nutrientes como hierro, potasio y otros micronutrientes esenciales que las plantas absorben a través de las raíces. Además, su estructura porosa favorece tanto el enraizamiento como el asentamiento de bacterias beneficiosas, contribuyendo a la estabilidad biológica del sistema.
Su gran ventaja es que permiten un crecimiento rápido y saludable de las plantas, pero solo cuando se acompañan de las condiciones adecuadas: buena iluminación y aporte de CO₂. En acuarios sin estas condiciones, el exceso de nutrientes puede favorecer la aparición de algas.
Sin embargo, también presentan ciertas consideraciones que es importante tener en cuenta. Una de ellas es su tendencia a modificar los parámetros del agua. En muchos casos, reducen el pH y la dureza, generando un entorno más ácido y blando. Si bien esto puede ser útil para recrear ciertos biotopos, también puede desestabilizar acuarios nuevos o no compatibles con estas condiciones.
Durante las primeras semanas, es común que liberen en columna de agua una carga inicial de nutrientes. Si no se gestiona adecuadamente, este exceso puede favorecer la aparición de algas. Por ello, se recomienda realizar cambios de agua frecuentes durante el primer mes, para mantener bajo control los compuestos que puedan alterar la calidad del agua.
La pauta sugerida para los cambios de agua durante la fase de arranque es la siguiente:
- Primera semana: cambios diarios del 30 %.
- Segunda semana: cambios cada dos días, del 30 %.
- Tercera semana: cambios cada tres días, del 30 %.
- Cuarta semana en adelante: establecer un día fijo para realizar cambios semanales del 30 % aproximadamente.
Con el paso del tiempo (1 a 2 años, dependiendo del tipo), estos sustratos pierden parte de su carga nutritiva y se deshacen parcialmente, formando una especie de barro.
Es importante no enjuagar este tipo de sustrato antes de usarlo, ya que el lavado eliminaría gran parte de sus propiedades. Aunque su reserva de nutrientes puede durar varios meses, con el tiempo será necesario complementarla con abono líquido o en pastillas que se entierran en el sustrato.
Sustrato nutritivo + sustrato inerte
Una opción intermedia que combina lo mejor de ambos tipos es la combinación de sustrato nutritivo en la base y una capa de sustrato inerte encima. Esta técnica se ha vuelto muy popular entre acuaristas que quieren mantener plantas naturales sin complicarse con un abonado constante.
Este sistema es ideal para acuarios de bajos o medios requerimientos, y para acuaristas que se están iniciando con acuarios plantados. Sustratos como JBL Aquabasis están especialmente diseñados para este tipo de configuración.
Para ello, se coloca una capa de entre 1 y 2 cm de sustrato nutritivo en el fondo del acuario, que actuará como reserva de nutrientes para las raíces. A continuación, se cubre con una capa de 2 a 3 cm de arena o grava inerte. Esta combinación no solo mejora la estética del acuario, sino que también ayuda a sellar el sustrato nutritivo, evitando que los nutrientes se liberen a la columna de agua y reduciendo así el riesgo de algas y agua turbia.
Entre sus ventajas está la facilidad para plantar y mantener especies más exigentes, sin renunciar a un fondo estable y fácil de limpiar.
Como contrapartida, la instalación debe hacerse con algo más de cuidado. Es importante no mezclar ambas capas para que cada una cumpla su función correctamente, y tener en cuenta que, con el tiempo, el movimiento de peces o sifonados descuidados puede hacer que se acaben mezclando.
¿Cuánto sustrato necesita el acuario?
La cantidad de sustrato que vas a necesitar depende principalmente del tamaño del acuario y del tipo de montaje que planeas. Si no vas a tener plantas, una capa de 2 a 3 centímetros suele ser suficiente para cumplir una función estética y estabilizar elementos decorativos. En cambio, si el acuario será plantado, lo ideal es usar entre 5 y 7 centímetros, para que las raíces tengan espacio suficiente para desarrollarse.
El cálculo para saber cuántos litros de sustrato necesitas es muy sencillo. Solo tienes que multiplicar el largo, el ancho y la altura deseada del sustrato (todo en centímetros), y luego dividir entre 1,000 para convertir el resultado a litros:
Largo (cm) x Ancho (cm) x Altura del sustrato (cm) ÷ 1,000 = Litros de sustrato necesarios
Por ejemplo, si tu acuario mide 50 cm de largo y 30 cm de ancho, y quieres una capa de 5 cm de sustrato, el cálculo sería así:
50 x 30 x 5 = 7,500 cm³, lo que equivale a 7,5 litros de sustrato.
Este cálculo es una estimación aproximada, pero muy útil para tener una idea clara de cuánto material vas a necesitar. Siempre es recomendable comprar un poco más de lo calculado, especialmente si planeas inclinar el sustrato desde atrás hacia el frente para dar profundidad visual, o si tienes raíces, rocas o decoraciones que modificarán la distribución.
También ten en cuenta que si utilizas decoraciones voluminosas, puede que necesites menos cantidad, ya que ocuparán parte del espacio donde iría el sustrato.
Iluminación del acuario para principiantes
Una de las dudas más comunes cuando alguien se inicia en la acuariofilia es cómo iluminar correctamente un acuario. Y es que la luz no es simplemente un recurso estético para que el acuario se vea bonito. La iluminación cumple un papel clave en el equilibrio del ecosistema, influyendo directamente en el bienestar de los peces y, sobre todo, en el desarrollo saludable de las plantas naturales.
Con el avance de la tecnología, las antiguas pantallas fluorescentes han ido quedando atrás y hoy en día ya se usa al 100% los sistemas LED. Estas pantallas ofrecen buena intensidad, consumen menos energía y, además, muchas de ellas permiten regular la potencia según las necesidades del acuario.
¿Cuánta luz necesita mi acuario?
Cuando te preguntas cómo montar acuario desde cero, entender cuánta luz debe recibir es un paso fundamental. Para calcularlo de forma sencilla, debemos fijarnos en un dato que casi todos los fabricantes ofrecen: los lúmenes. Esta unidad mide la cantidad total de luz que emite una pantalla, y lo que debemos hacer es dividir ese número entre los litros reales de nuestro acuario. Así obtenemos la relación lúmenes por litro, un dato básico que te indica si la iluminación será suficiente.
Lúmenes totales de la pantalla ÷ Litros reales del acuario = Lúmenes por litro
Una vez tengas ese resultado, compáralo con esta escala orientativa:
10 a 20 lúmenes por litro: Acuario de bajos requerimientos (plantas fáciles, sin necesidad de CO₂ ni abonado regular).
20 a 30 lúmenes por litro: Acuario de requerimientos medios (plantas de dificultad moderada, ideal para empezar a usar algo de abono y CO₂ opcional).
30 a 50+ lúmenes por litro: Acuario de altos requerimientos (plantas exigentes como tapizantes o rojas, sí o sí requiere CO₂ y el uso de abono liquido).
Ejemplo práctico con la fórmula aplicada:
Si tienes una pantalla LED que emite 1300 lúmenes y tu acuario de 45 litros por ejemplo, restando decoración y sustrato, tiene 38 litros reales de agua: 1300 ÷ 38 = 34 lúmenes por litro.
Este resultado indica que esa pantalla sería ideal para un acuario de requerimientos medios.
Lo importante aquí es no quedarse corto, pero tampoco excederse sin sentido. Si compras una pantalla LED de buena calidad como las de marcas reconocidas tipo Twinstar o Chihiros y resulta ser más potente de lo que necesitas, no hay problema: muchas son regulables, lo que te permite adaptar la luz según el momento del proyecto y el tipo de plantas que tengas.
¿Cuántas horas tiene que estar encendida la luz del acuario?
No hay una regla única, pero sí una serie de recomendaciones bastante claras. Durante las primeras semanas después de montar un acuario, se aconseja mantener un fotoperiodo de unas 6 horas diarias. Esto ayuda a que las plantas se adapten sin estresar demasiado el sistema ni fomentar la aparición de algas.
Con el tiempo, una vez que todo esté más estabilizado, se puede aumentar poco a poco el número de horas hasta llegar a un promedio de entre 8 y 10 horas diarias. Lo importante es que estas horas sean continuas, sin interrupciones. Encender la luz por la mañana, apagarla al mediodía y volverla a encender por la tarde es un error común que puede afectar negativamente a las plantas.
Para evitar olvidos o errores, lo más práctico es usar un temporizador. Incluso existen sistemas de control más avanzados que permiten programar la iluminación desde el móvil o simular amaneceres y atardeceres de forma gradual, lo cual también reduce el estrés de los peces al evitar cambios bruscos de luz.
PAR y PUR: conceptos avanzados pero útiles
Aunque no es imprescindible conocerlos al principio, si quieres profundizar un poco más en la iluminación de acuarios, conviene familiarizarse con dos términos: PAR y PUR.
El PAR, o Radiación Fotosintéticamente Activa, se refiere a la luz que las plantas pueden utilizar en el proceso de la fotosíntesis. Se mide en micromoles por segundo por metro cuadrado y es un dato más preciso que los lúmenes cuando se trata de analizar la calidad de la luz para las plantas. Por otro lado, el PUR es un porcentaje que indica cuánto del PAR emitido es realmente aprovechado por las plantas.
El problema es que pocas pantallas comerciales incluyen esta información en sus especificaciones, y para medirlo con precisión se necesita un medidor especializado que no es barato ni fácil de conseguir. Por eso, aunque estos conceptos son interesantes, la mayoría de acuaristas, especialmente los que están aprendiendo a cómo montar su primer acuario, se guían por los lúmenes como referencia práctica.
El Agua del acuario: Clave para el éxito
Cuando alguien empieza en el mundo de la acuariofilia, lo más común es centrarse en lo visual: el tamaño del acuario, los adornos, los peces más bonitos o las plantas que se ven bien en las fotos. Sin embargo, uno de los errores más frecuentes es no prestar atención a lo que realmente sostiene la vida dentro del acuario: el agua.
Antes de montar un acuario, es esencial que entiendas que el agua no es solo un medio en el que nadan los peces. Es un ecosistema completo en el que influyen muchos factores invisibles, y si esos factores no están en equilibrio, lo más probable es que tus peces enfermen, tus plantas no crezcan o aparezcan problemas como algas, enfermedades o incluso muertes inesperadas.
Parámetros básicos del agua
De todos los parámetros posibles, hay tres principales que todo acuarista debe conocer, medir y mantener estables: pH, kH y gH. Cada uno de ellos desempeña un papel crucial en la estabilidad del entorno acuático, y conocerlos marca la diferencia entre un acuario saludable y uno que genera constantes dolores de cabeza.
pH Acidez o Alcalinidad del Agua
Este parámetro indica si el agua es ácida, neutra o alcalina. La escala va del 0 al 14, siendo 7 el punto neutro. Si el valor está por debajo, el agua se considera ácida; si está por encima, es alcalina.
Pero no se trata solo de un número: cada especie de pez y planta tiene un rango de pH que puede tolerar. Por ejemplo, peces amazónicos como los escalares o los tetras viven mejor en aguas ligeramente ácidas, mientras que otras especies, como los cíclidos africanos, necesitan un entorno más alcalino para prosperar.
Cada número en la escala representa una diferencia de 10 veces en acidez. Por ejemplo, un pH de 6 es 10 veces más ácido que un pH de 7.

Métodos para medir el pH
El pH del agua no es algo estático. Puede variar por múltiples razones: los restos orgánicos, la calidad del agua de relleno, los productos que se añadan, o incluso la cantidad de CO₂ disuelto en el agua. Por eso, medirlo de forma regular es una tarea básica en el mantenimiento de cualquier acuario.
Medidor digital (pH-metro o potenciómetro)
El medidor digital es, sin duda, la herramienta más precisa para conocer el pH del agua del acuario. Su funcionamiento es muy sencillo: basta con introducir la sonda en el agua y en cuestión de segundos obtendrás una lectura exacta en la pantalla. Es ideal para quienes buscan resultados fiables y rápidos. Sin embargo, este tipo de dispositivo requiere calibraciones periódicas y suele tener un coste superior respecto a otros métodos. Aun así, es una excelente inversión si te tomas en serio el bienestar de tus peces y plantas.
Test de gotas
El test de gotas es el método más utilizado por acuaristas, tanto principiantes como experimentados. Se trata de una opción económica y bastante precisa si se realiza correctamente. Su funcionamiento se basa en una reacción química: se toma una muestra del agua del acuario en un pequeño tubo, se añade un reactivo y el líquido cambia de color. Luego, simplemente se compara el tono resultante con una tabla de referencia para saber el valor aproximado de pH. Aunque no es tan exacto como el medidor digital, ofrece una buena relación calidad-precio.
Test de tiras reactivas
Consisten en pequeñas bandas de papel impregnadas con sustancias químicas. Al sumergirlas en una muestra de agua, cambian de color dependiendo del pH. Aunque son rápidas y fáciles de usar, su nivel de precisión deja mucho que desear. Las variaciones en la interpretación del color y la sensibilidad al ambiente hacen que no sean recomendadas para quienes buscan un control fiable del pH, especialmente en acuarios delicados o plantados.
kH dureza temporal del agua del acuario
Cuando hablamos de cómo montar un acuario correctamente, hay un parámetro que muchas veces pasa desapercibido, pero que es clave para mantener todo bajo control: el kH, o dureza temporal del agua. Este valor indica la capacidad del agua para resistir cambios bruscos en el pH, lo que se conoce como efecto tampón o buffer.
En términos simples, un acuario con un buen nivel de kH tiene el pH más estable, lo que significa menos riesgos para tus peces y plantas. Por el contrario, si el kH es bajo, el pH se vuelve inestable y puede cambiar rápidamente con cada cambio de agua o al añadir productos, lo cual puede provocar estrés, enfermedades o incluso la muerte de los peces más sensibles.
Esto es especialmente importante si estás comenzando y aún no dominas todos los factores que afectan la química del agua. Mantener el kH en un rango adecuado te da un margen de seguridad frente a errores comunes.
Lo ideal es que el kH del acuario no baje de 3–4 °dKH (grados alemanes de dureza de carbonatos). Por debajo de ese valor, el agua pierde su capacidad para estabilizar el pH y se vuelve muy sensible a cualquier alteración.
Métodos para medir el kH
Medir el kH no es complicado y puedes hacerlo en casa de varias maneras.
Medidor de kH digital
El medidor de kH digital es el método más preciso para medir el kH del acuario ya que ofrecen lecturas exactas en pocos segundos. El problema de estos medidores es que son bastante caros. Por lo general no es el método mas utilizado ya que no se requiere de tanta precisión y debido al alto coste, no compensa.
Test de gotas
Una opción mucho más económica y utilizada por la mayoría de acuaristas.
Este método funciona con una simple reacción química: recoges una muestra de agua, y añades el reactivo gota a gota hasta que el color del agua cambia, normalmente de azul a naranja, dependiendo del fabricante. La cantidad de gotas necesarias hasta que se produce el cambio de color indica el valor de kH en grados.
Test de tiras
Son tiras de papel impregnadas con una sustancia química que reacciona con el agua de la muestra. Aunque son rápidos y fáciles de usar, su precisión es limitada, por lo que no se recomienda utilizar este método si quieres tener un control fiable sobre los parámetros del agua.
gH del acuario la dureza general del agua
Cuando se habla de agua «blanda» o «dura» en acuariofilia, se está haciendo referencia directa al gH, que es la dureza general del agua. Este parámetro mide la cantidad total de minerales disueltos, especialmente sales de calcio y magnesio, esenciales tanto para los peces como para las plantas del acuario.
El gH influye directamente en el bienestar y desarrollo de los habitantes del acuario. Muchas especies necesitan ciertos niveles de dureza para mantenerse saludables. Por ejemplo, peces como los discos o neones viven en aguas blandas (gH bajo), mientras que otros peces como los guppys y platys requieren aguas más duras (gH alto) para prosperar.
Por eso, al aprender cómo montar un acuario, no basta con llenar el tanque y añadir peces. Es fundamental conocer qué tipo de agua necesitan las especies que vas a mantener, y asegurarte de que el gH esté dentro del rango adecuado para ellas. Elegir peces compatibles con la dureza del agua de tu zona también facilita mucho el mantenimiento a largo plazo.
De forma orientativa el gH se puede clasificar de la siguiente forma:

Métodos para medir el gH
Al igual que con otros parámetros fundamentales del agua como el pH o el kH, existen varias formas de medir la dureza general (gH) en un acuario.
Test de gotas
Es, con diferencia, el método más utilizado y recomendado por los acuaristas. Se basa en una sencilla reacción química que permite medir con precisión la cantidad de sales minerales disueltas en el agua.
El proceso es muy simple: se toma una muestra de agua en una cubeta (siguiendo las instrucciones del fabricante) y se añade el reactivo gota a gota. Tras cada gota, se agita el agua hasta que el color cambie, normalmente de rojo a verde (aunque esto puede variar según la marca). El número de gotas utilizadas hasta que se produce el cambio de color indica directamente el grado de dureza (gH).
Este sistema no solo es fiable, sino también económico y fácil de interpretar incluso si estás dando tus primeros pasos en la acuariofilia.
Test de tiras
Al igual que en el pH y kH estos test son tiras de papel que reaccionan con el agua de la muestra. Al reaccionar cambia de color y permite identificar el gH mediante una tabla de colores. Aunque son rápidos y fáciles de usar, su precisión es muy limitada, por lo que no se recomienda utilizar este método si quieres tener un control fiable sobre los parámetros del agua.
Además del pH, gH y kH existen otros parámetros que se deben controlar sobre todo por su toxicidad. Estos parámetros son concretamente el cloro, el amoniaco, los nitritos y los nitratos.
El cloro
El cloro es uno de los desinfectantes más comunes en el agua potable que llega a nuestros hogares. Aunque su función es eliminar bacterias y microorganismos dañinos, en el entorno de un acuario resulta altamente tóxico para los peces y las bacterias beneficiosas. Incluso en bajas concentraciones, puede dañar las branquias de los peces, provocarles estrés y debilitar su sistema inmunológico.
Uno de los problemas más graves que puede provocar la presencia de cloro en el acuario es la destrucción de las bacterias que forman parte del ciclo del nitrógeno. Estas bacterias son fundamentales para mantener el equilibrio biológico, y su muerte puede provocar picos peligrosos de amoniaco y nitritos, dos sustancias extremadamente tóxicas incluso en pequeñas cantidades.
Cómo eliminar el cloro
Eliminar el cloro del agua antes de usarla en el acuario es un proceso sencillo. Existen dos métodos efectivos: uno natural y gratuito, y otro más rápido mediante el uso de productos comerciales.
El método natural consiste en dejar reposar el agua durante al menos 24 horas en un recipiente abierto. Durante ese tiempo, el cloro se evaporará por sí solo, ya que es una sustancia volátil. Si se quiere acelerar el proceso, se puede usar un aireador, que además mejora la oxigenación del agua.
La alternativa más práctica y rápida es el uso de acondicionadores de agua específicos para acuarios. Estos productos están diseñados para neutralizar el cloro en cuestión de minutos y permiten utilizar el agua prácticamente al momento. Son ideales para cambios parciales de agua o cuando no se dispone de tiempo para esperar.
Cloraminas
Además del cloro, algunas compañías de agua utilizan cloraminas, una combinación de cloro y amoníaco, que también sirve para desinfectar el agua potable. A diferencia del cloro, las cloraminas no se evaporan al dejar reposar el agua. Por eso, si el agua de tu zona contiene cloraminas, el método de reposo no será efectivo para eliminarlas.
En estos casos, es imprescindible usar un acondicionador que indique claramente que elimina tanto el cloro como las cloraminas. No todos los productos lo hacen, así que es importante leer bien la etiqueta antes de comprar. Usar el producto adecuado es clave para proteger tanto a los peces como a las bacterias beneficiosas del acuario.
Amoniaco, nitritos y nitratos.
El amoniaco, los nitritos y los nitratos forman parte del llamado ciclo del nitrógeno, uno de los procesos más importantes para mantener un acuario saludable. Comprender cómo funcionan estas sustancias y por qué es esencial controlarlas es clave para evitar problemas graves en el acuario.
Todo comienza con el amoniaco, que se genera a partir de los desechos de los peces, restos de comida y materia orgánica en descomposición. El amoniaco es extremadamente tóxico, incluso en concentraciones muy bajas, y puede dañar rápidamente las branquias de los peces, provocando estrés, enfermedades o incluso la muerte. También puede afectar algunas plantas como las bucephalandras haciendo que se derritan.
Cuando el acuario ya tiene una colonia estable de bacterias beneficiosas gracias a un proceso llamado ciclado, el amoniaco se transforma en nitritos, que también son tóxicos, pero un poco menos peligrosos. A su vez, los nitritos son transformados por otro tipo de bacterias en nitratos, que aunque siguen siendo compuestos residuales, son mucho menos tóxicos que los anteriores y, en cierta medida, pueden ser aprovechados por las plantas como abono.
Sin embargo, incluso los nitratos deben mantenerse bajo control. Si se acumulan en exceso, pueden perjudicar la salud de los peces y favorecer la aparición de algas.
Para mantener estos compuestos a raya, es fundamental realizar cambios parciales de agua de forma regular, lo que ayuda a diluir los niveles de nitratos y a mantener el equilibrio general del acuario. Además, una buena filtración, no sobrealimentar a los peces y contar con suficientes plantas naturales también contribuye a que estos parámetros se mantengan estables.
Cómo montar un acuario para principiantes
Si estás dando tus primeros pasos en el mundo de la acuariofilia, es normal tener dudas sobre por dónde empezar. Montar un acuario correctamente desde el inicio es clave para evitar problemas a largo plazo. A continuación, te explico paso a paso cómo montar un acuario para principiantes de forma sencilla y segura.
El primer paso consiste en elegir una ubicación adecuada para el acuario. Debe estar en una superficie estable y resistente, lejos de fuentes de calor o frío, como ventanas, radiadores o corrientes de aire. También es importante que al lugar no le llegue luz solar directamente ya que esto podría favorecer la aparición de algas.
Una vez que el acuario está en su sitio definitivo, llega el momento de preparar el sustrato, que será la base del ecosistema. Dependiendo del tipo de acuario que vayas a montar, puedes usar grava, arena o un sustrato nutritivo específico para plantas. En el caso de la grava o la arena, es fundamental enjuagarla bien con agua corriente antes de colocarla, ya que suele venir con restos de polvo o partículas que enturbiarían el agua. Una vez listo, el sustrato se coloca cuidadosamente en el fondo del acuario, formando una capa uniforme que sirva de soporte para las plantas y la decoración.
Luego llega el momento de introducir los elementos decorativos: troncos, rocas o cualquier otra decoración natural que hayas elegido. Es importante no saturar el espacio. Los peces necesitan zonas para esconderse, pero también amplios espacios para nadar con libertad.
Con el paisaje montado, se pueden colocar las plantar. Si se trata de plantas en maceta, se debe quitar la maceta y la fibra mineral que suele envolver las raíces. Algunas plantas deben enterrarse directamente en el sustrato, mientras que otras se atan a rocas o troncos, dependiendo del tipo de planta que elijas.
A continuación, se colocan todos los dispositivos técnicos: el filtro, el calentador y la iluminación. Aunque ya estén dentro del acuario, todavía no es momento de encenderlos.
Después, se procede a llenar el acuario con agua. Para evitar remover el sustrato o dañar las plantas, lo ideal es verter el agua poco a poco sobre un plato o una bolsa colocada en el fondo. Así se consigue un llenado suave y controlado.
Una vez que el acuario está completamente lleno, se pueden conectar los aparatos. Es fundamental comprobar que el filtro funcione correctamente, que el calentador mantenga una temperatura estable y que las luces se enciendan y apaguen sin problema. A partir de este punto, ya se puede iniciar el proceso de ciclado, imprescindible para que el ecosistema del acuario madure y sea seguro para los peces.
Para ello, se recomienda añadir una pequeña cantidad de comida para peces (por ejemplo, escamas), lo que dará lugar al desarrollo de bacterias beneficiosas encargadas de transformar los desechos tóxicos en compuestos menos dañinos. Este proceso suele tardar entre 3 y 4 semanas.
Una vez finalizado el ciclado, se pueden introducir los primeros peces. Es recomendable empezar con pocos ejemplares y dar tiempo a que el sistema se adapte. Con el paso de los días y si todo marcha bien, se pueden ir añadiendo más peces poco a poco.
El ciclado del acuario

El ciclado es un proceso esencial que debe realizarse siempre en un acuario nuevo. Consiste en permitir que se formen colonias de bacterias beneficiosas encargadas de transformar compuestos tóxicos como el amoniaco y los nitritos en otros menos perjudiciales, como los nitratos. Estas bacterias se alojan principalmente en el material filtrante del filtro, y son el verdadero corazón del ecosistema acuático. Saltarse este paso provocará la muerte de los peces en pocos días.
También disponemos de esta guía completa sobre el ciclado, donde aprenderás en detalle cada etapa, cuánto dura, qué errores evitar y cómo saber si tu acuario ya está listo.
Peces para tu acuario cómo elegirlos si eres principiante
Elegir los peces adecuados para tu primer acuario es una de las decisiones más importantes, ya que influye directamente en su salud, comportamiento y supervivencia. Muchos principiantes, llevados por la emoción, cometen el error de elegir especies solo por su colorido o por lo exóticas que se ven. Yo también caí en ese error cuando empecé, así que no te preocupes, estás a tiempo de hacerlo bien.
¿Qué peces son adecuados para tu acuario?
Como explicamos en el apartado de los parámetros del agua, el tipo de peces que puedes mantener dependerá directamente de los valores de pH y gH del agua de tu acuario.
Por eso una vez finalizado el ciclado, mide el pH y gH de tu acuario. También es importante conocer los valores del agua del grifo, ya que será la que uses en los cambios de agua semanales.
Con estos datos podrás seleccionar las especies que realmente se adaptan a al agua de tu acuario y evitarás errores que puedan costar la vida a tus peces.
¿Cómo saber qué parámetros necesita cada especie?
Es muy sencillo. Existen muchas webs especializadas con fichas de especies donde puedes consultar:
- pH ideal
- gH recomendado
- Temperatura
- Tamaño adulto
- Litros mínimos por ejemplar
- Tipo de alimentación
- Compatibilidad y comportamiento
💡 Consejo: Lee siempre varias fuentes antes de comprar un pez. Algunas especies pueden ser compatibles en parámetros, pero no en comportamiento, alimentación o espacio. No te quedes solo con lo que te diga el vendedor.
Consejos para comprar peces en tienda
Aunque elijas bien la especie, si el pez ya llega enfermo o debilitado, puede contagiar al resto del acuario. Por eso, sigue estos consejos antes de comprar:
1. Observa el estado del acuario en la tienda
- El agua debe estar transparente.
- Evita acuarios con agua turbia, restos de comida o excrementos acumulados.
- Si ves algas en exceso o peces muertos, mejor no compres ahí.
2. Revisa el aspecto de los peces
- No deben boquear en la superficie.
- Su color debe ser vivo, sin manchas blancas ni puntos.
- Las aletas deben estar completas, no desgarradas.
- Si hay peces escondidos o apáticos, es mala señal.
3. Observa su comportamiento
Acércate al acuario como si fueras a darles de comer. Si los peces reaccionan subiendo, están sanos. Si no lo hacen, pueden estar débiles o mal alimentados.
Peces ideales para principiantes
Existen especies especialmente recomendadas para quienes están empezando en la acuariofilia. Estos peces son resistentes, fáciles de alimentar y no requieren cuidados complejos:
- Guppys
- Platys
- Xiphos (cola espada)
- Betta macho (uno por acuario, sin compañeros agresivos)
- Danios
- Tetras y cardenales
- Corydoras (excelentes peces de fondo)
- Rasboras
💡 Consejo: Aunque estos peces sean aptos para principiantes, es fundamental leer las fichas específicas de cada especie para asegurarte de que son compatibles entre sí y con los parámetros de tu acuario.
Aclimatación de los peces
La aclimatación es un paso imprescindible cuando introduces peces nuevos en tu acuario. Su objetivo es que los animales se adapten poco a poco a las condiciones del agua, evitando cambios bruscos de temperatura o de parámetros que puedan afectar gravemente a su salud. Existen dos formas principales de hacerlo, y a continuación te las explico de forma sencilla para que puedas elegir la que mejor se adapta a ti y a los peces que vayas a introducir.
Método 1: bolsa flotante
El método más utilizado y fácil de aplicar es el clásico de la bolsa flotante. Consiste en apagar las luces del acuario para reducir el estrés, y luego colocar la bolsa cerrada con los peces sobre la superficie del agua.
Esta debe flotar entre 15 y 20 minutos para que la temperatura del agua dentro de la bolsa se iguale con la del acuario. Una vez transcurrido ese tiempo, se abre la bolsa y, cada cinco minutos, se añade un poco de agua del acuario con una cuchara o un vaso.
Este proceso se repite durante unos 20 o 30 minutos, hasta duplicar o triplicar el volumen inicial de la bolsa. Cuando termines, solo tienes que sacar los peces con una red y colocarlos en el acuario.
Es muy importante no verter el agua de la bolsa en el acuario, ya que podría contener restos de medicamentos o bacterias no deseadas.
Método 2: Por goteo
El otro método, algo más preciso y especialmente recomendado para especies delicadas como gambas, caracoles o peces exóticos, es el método por goteo. En este caso, se vierte el contenido de la bolsa en un recipiente limpio (sin mezclarlo con el acuario aún) y se coloca una manguera de aire desde el acuario hasta ese recipiente. Se inicia el goteo succionando ligeramente por un extremo y luego se regula para que caigan unas dos gotas por segundo.
Durante los siguientes 40 a 60 minutos, el agua del acuario irá cayendo lentamente en el recipiente, permitiendo que los peces se adapten sin sufrir cambios bruscos.
Una vez que el volumen del recipiente se haya duplicado o triplicado, se usan una red para sacar los peces y colocarlos en su nuevo hogar, sin añadir el agua del recipiente al acuario.
Sea cual sea el método que elijas, es fundamental tener paciencia. La aclimatación debe hacerse con calma. Si has comprado diferentes especies o peces de distintos acuarios, lo ideal es aclimatarlos por separado para evitar el cruce de posibles patógenos. Y recuerda, una vez introducidos en el acuario, lo mejor es no alimentarlos hasta pasadas al menos 24 horas, para que se recuperen del estrés del transporte y se adapten con tranquilidad a su nuevo entorno.
Mantenimiento de un acuario para principiantes
El mantenimiento regular del acuario es clave para garantizar un entorno saludable y estable tanto para los peces como para las plantas. Aunque puede parecer complicado al principio, una vez entiendes qué tareas debes hacer y con qué frecuencia, se vuelve una rutina sencilla y gratificante.
Mantenimiento diario
Estas son las pequeñas tareas que debes revisar cada día. Te llevarán solo unos minutos, pero son esenciales.
- Alimenta a los peces al menos una vez al día. Si puedes dividir la ración en dos tomas (mañana y tarde), mejor.
- Observa el comportamiento de los peces. Fíjate si nadan con normalidad, si comen bien y si no presentan manchas, heridas o signos de estrés.
- Verifica que el filtro y el calentador estén funcionando correctamente.
- Comprueba la temperatura del agua, sobre todo si tu acuario tiene peces tropicales.
- Si ha habido evaporación, repón el agua que falta con agua destilada (nunca con agua del grifo sin tratar).
Mantenimiento semanal
Una vez por semana es necesario realizar tareas un poco más profundas.
- Haz un cambio parcial de agua, entre el 25% y el 30% del total del acuario. Esto ayuda a mantener bajos los niveles de nitratos y otras sustancias. Nunca vacíes el acuario entero para limpiarlo, eso solo rompería el equilibrio del ecosistema.
- Usa un sifonador para limpiar la grava y retirar restos de comida, heces o materia en descomposición.
- Limpia los cristales del acuario, tanto por dentro como por fuera, especialmente el frontal.
- Poda las plantas si ves que alguna crece demasiado o está deteriorada.
- Haz test del agua para comprobar que los parámetros (pH, nitritos, nitratos, dureza…) están en niveles adecuados.
Mantenimiento mensual
Cada mes, conviene revisar en más profundidad algunos componentes del sistema:
- Limpia el filtro, pero usa agua del acuario para hacerlo. El agua del grifo contiene cloro, que mataría las bacterias beneficiosas que viven en el material filtrante.
- Si tienes un filtro externo, revisa y limpia las mangueras. Con el tiempo acumulan suciedad que puede reducir el caudal de agua.
💡 Consejo: estos puntos mensuales pueden necesitar hacerse antes o después, dependiendo del tamaño del acuario, del número de peces y de las condiciones del agua. Aprende a observar y ajustar tu rutina según las necesidades reales de tu acuario.
Espero que esta guía te haya resultado útil y, sobre todo, te haya servido para entender un poco más sobre el apasionante mundo de la acuariofilia.
Ahora ya cuentas con los conocimientos básicos para montar y mantener un acuario para principiantes con éxito. ¡Estás en el camino correcto!
💡Consejo final: lee todo lo que puedas, pregunta sin miedo lo que no entiendas y déjate aconsejar por quienes ya tienen experiencia. Este hobby es tan bonito como exigente, y siempre hay algo nuevo que aprender.
¡Mucho ánimo y disfruta de tu acuario!
Recuerda que puedes visitar mi canal de Youtube para más contenido multimedia sobre acuarios.
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